Las bebidas energéticas son cada vez más populares entre los atletas y otros. La publicidad de estos productos generalmente presenta imágenes que conjugan una gran resistencia y potencia muscular; sin embargo, la bibliografía científica proporciona escasa evidencia de un papel ergogénico de las bebidas energéticas, por lo que hay que tener cuidado con el consumo de estas bebidas, si eres un atleta profesional y sobre todo, si no lo eres.
Por una parte, hay que saberlas diferenciar entre las bebidas carbonatadas y las bebidas deportivas, ya que las deportivas y las energéticas podrían confundirse fácilmente.
Las bebidas deportivas se originaron a principios de la década de 1960, para ayudar al rendimiento en verano del equipo de fútbol universitario en la Universidad de Florida pero la composición de estas bebidas es bastante similar dado que el objetivo común es ayudar al rendimiento durante el ejercicio prolongado, especialmente en un ambiente caluroso.
Las bebidas energéticas aparecieron en el mercado Occidental 20 años después, cuando la compañía Red Bull GmbH comenzó a vender sus productos de bebidas energéticas en Austria
En contraste con las formulaciones relativamente similares de bebidas deportivas, la composición de las bebidas energéticas es muy variable. Sin embargo, todas las bebidas energéticas incluyen uno o varios estimulantes, siendo la cafeína la más común. los fabricantes afirman que las bebidas energéticas beneficiarán a los consumidores al mejorar su capacidad física y su rendimiento cognitivo. Sin embargo, no está claro si el objetivo es mejorar los arranques cortos de alta intensidad de ejercicio o alimentar y estimular el cuerpo durante el ejercicio aeróbico prolongado.
Las bebidas energéticas son difíciles de evaluar desde la perspectiva nutricional y ergogénica debido a la variedad de ingredientes que contienen (por ejemplo, agua, azúcares, cafeína, otros estimulantes, aminoácidos, hierbas y vitaminas)
Las versiones regulares entregan otros nutrientes que no han demostrado ser ergogénicos (por ejemplo, taurina, glucuronolactona, vitaminas). Debido a su alta concentración de carbohidratos y la falta de sales, las bebidas energéticas no son una buena opción de bebidas cuando el ejercicio prolongado en un ambiente cálido es probable que requiera rehidratación. El rendimiento a corto plazo y de alta intensidad podría mejorarse con las bebidas energéticas, pero lograr esta mejora requiere la ingestión de grandes volúmenes para suministrar suficiente cafeína. La ingestión de altas dosis de cafeína, aunque es ergogénica, podría tener efectos secundarios negativos que podrían contrarrestar el efecto ergogénico de la cafeína.
En conclusión, es mejor evitar en mayor medida el consumo de este tipo de bebidas, si piensas que puede ser una ayuda para mejorar tu rendimiento físico, no dudes en acudir a un profesional que te podrá guiar y juntos valorar si esta es una buena opción para ti.